miércoles, 13 de junio de 2007

Archivos #3: "Gallardo, el sobreviviente", por Juan Pablo Varsky




Gallardo, el sobreviviente

Juan Pablo Varsky Para La Nacion (Publicado por el diario La Nación el Lunes 15 de agosto de 2005


Cuando los hinchas de River repasan las formaciones de aquel espectacular modelo 96-97 se emocionan. Pero tras recordar goles y vueltas olímpicas viene la melancolía. Sólo un jugador queda de esos buenos y no tan viejos tiempos. Otros cumplen diferentes funciones en el club, como Astrada y Hernán Díaz. Pero dentro de la cancha sólo sobrevive Marcelo Gallardo. Hincha genuino, es un futbolista marca registrada, un producto artesanal de la casa.
El Muñeco no sólo nos recuerda cómo jugaba River, sino también cómo trabajaba en su escuela de talentos. La crisis en la fábrica, mucho más pendiente del envase que del contenido en los últimos tiempos, le costó el puesto a Rubén Rossi, que se va a Quilmes sin ningún intento de la dirigencia por retenerlo.
Gallardo sabe que éste es el año más difícil que le toca vivir en el club que ama. Ha quedado solo en la reconstrucción de un equipo que se reforzó con jugadores de la subestimada clase media futbolera. Loeschbor, Santana, San Martín y Galván llenan ese formulario: valiosos jugadores complementarios, menores de 27 años y 100 partidos en primera de promedio, aunque sin roce internacional. Acostumbrado a un modelo parecido al del anterior Real Madrid sobre la base de estrellas y productos caseros, esta nueva foto supone un ejercicio de adaptación para el mundo River, Gallardo incluido.
Siempre rodeado de grandes figuras, hoy sólo él sobresale asumiendo un doble rol: conductor del equipo y líder del vestuario. Su palabra tiene el máximo peso para sus compañeros y los medios, que lo han convertido en la referencia de este River. Tiene 29 años, 12 de primera división. Promovido por Passarella, también Daniel lo llevó al seleccionado, donde cargó con la mochila de ser el primer 10 de la era post-Maradona. Aquel penal errado en 1995 durante un amistoso contra Australia le hizo retroceder posiciones en la sucesión de Su Majestad. Titular en algunos partidos, fue suplente en los grandes campeonatos. En Francia 98, la rompió contra Croacia y en la eliminatoria para Corea-Japón marcó un gol muy festejado ante Brasil, pero en ambos mundiales terminó como actor de reparto, acaso sin merecerlo.
En River también le costó ganarse un lugar. Sólo tras la venta de Ortega a Valencia en el verano de 1997 se metió definitivamente en aquel gran equipo del intuitivo Ramón Díaz. En la temporada 1999-2000 llevó su estilo y su clase a la glamorosa Montecarlo.
Campeón en la primera temporada al mando de su fútbol arte, provocó una frase memorable de su compañero Sabri Lamouchi: “Le tirás una salchicha y te devuelve un bocado de caviar”. Así de bien le iba en Monaco hasta que Didier Deschamps asumió como entrenador y lo sacó de su hábitat natural. Lo mandó a la izquierda, a la derecha, de punta y hasta de segundo volante central. Aún enojado con el DT, Gallardo admitió que las mudanzas en la cancha lo habían enriquecido como futbolista.
En 2003, cumplió el sueño de volver. Más allá del título del Clausura 04 y de sus buenos partidos, por ahora el segundo ciclo está, individual y colectivamente, debajo de lo que todos esperaban. Las lesiones le quitaron ritmo y estado. La presión mental también hizo su trabajo con episodios de fácil arrepentimiento, como la expulsión y el arañazo a Abbondanzieri en la Bombonera. Agotado y estresado, pidió alargar sus últimas vacaciones.
El comienzo del Apertura mostró la clamorosa Gallardo-dependencia. Claro y goleador ante Tiro Federal, ayer perdió frescura y precisión tras un buen primer tiempo. Su poca participación en la segunda mitad expuso a sus compañeros en el peor River que haya visitado Jujuy. Fastidiado, discutió con un periodista y se descargó contra la cancha y el planteo del rival. Sabe que en este semestre se juega mucho más que cualquier compañero y que pocos apuestan por el éxito de su River, ahora más que nunca. Marcelo Gallardo acepta el desafío. Será gran responsable de cómo recuerden los hinchas a este equipo dentro de unos años.

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