miércoles, 13 de junio de 2007

Archivos #2: Entrevista a Gallardo cuando se fue de River: "Quedar afuera contra Boca me marcó"




(Entrevista publicada en el diario Olé el 02-01-2007)


El Muñeco Gallardo recibió el 2007 en un hotel parisino, lejos de su familia, en pleno invierno europeo y como flamante incorporación del Paris Saint Germain. Unas horas antes de volar hacia Francia, aceptó una charla íntima y a fondo con Olé en una esquina de la avenida del Libertador, en la zona norte. Gaseosa con hielo, melena recién recortada, y play...

—¿Te vas porque te hartó el fútbol argentino?

—Yo no soy suizo, eh. Estoy acostumbrado, nací en este medio e hice casi toda mi carrera acá. Permanentemente me hartan cosas que pasan, pero eso no quiere decir que no las pueda soportar. Yo lo soporté. Creo que algo bueno habré hecho para volver a Francia, no son boludos.

—¿Pudiste bancarte la exposición de ser el capitán de River?

—Para lo bueno y para lo malo. Y nunca me desvié de mi crítica, de estar cerca del equilibrio. Ni me creí todo lo bueno que decían ni me enganché en las pelotudeces que escuché. Estoy tranquilo con mi conciencia: actué siempre con buena leche y lealtad. Lealtad, eso es importante...

—¿Qué te dolió?
—Y... Reconozco que me equivoqué en algunas cosas y lo asumo, pero...

—¿Pero?

—Por tener temperamento fuerte. Manejar la adrenalina con la que vivís es difícil, y me habré equivocado, pero en cosas futbolísticas.

—¿Y extrafutbolísticas?

—No creo. Pude haberme recriminado alguna pequeña boludez, pero no me equivoqué en mi actuar. De afuera, dolió lo que pasó en el verano, por ejemplo.

—¿Lo que se generó tras la renuncia de Merlo?

—Mirá, si me hubiese quedado con los brazos cruzados, no diciéndole de frente a un tipo de que yo quería dar un paso al costado para no ser un estorbo por mi identificación futbolística... Si no hubiese actuado así, me habría mentido a mí y a todos. Fui de frente. Acá eso se ve mal. Después, cada uno se hace cargo de su manera de actuar en la vida.

—Cuando lo encaraste a Merlo, ¿esperabas que todo terminara así?

—No sé por qué se armó eso. Algunos tipos representativos de los medios fuertes dijeron "vamos a armar una novela de todo esto, ¿a quién atacamos?". Y me atacaron. Sí, me dolió. Pero lo otro es de cobardes: no decir la verdad.

—¿Lo decís por Merlo?

—Tranquilamente me podría haber quedado cruzado de brazos, total, perdemos, lo echan al técnico, y mientras yo juegue bien, me aplauden. Y si no, me putean. Pero no lo hice porque prefería dar un paso al costado y listo. Yo me iba a algún lado y cada uno seguía con su vida.—Pero la gente tomó partido y te insultó.

—¿La gente qué compra? Compra lo que un tipo dice por la radio, por TV, lo que lee. Mi manera de contestar era en la cancha.

—El discurso de Merlo es distinto al tuyo: queda como que lo echaste.

—Es el discurso que le hicieron creer a la gente, el otro involucrado y yo sabemos que es así. Mucha gente sabía cómo era la historia y no hizo nada. Ojo, también hubo cosas lindas.

—¿Como qué?

—Siempre salí adelante. Yo no fui un tocado por la varita mágica, viste, que toda mi carrera iba a ser perfecta. No. Me golpeé, salí, volví a golpearme, me paré. Esto me fortaleció mucho.

—¿En qué momento supiste que se había acabado tu etapa en River?

—Hace un mes dije que iba a evaluar una posibilidad, y la evalué. El partido que me marcó, que no esperaba quedarme afuera, fue contra Boca. Uno lo siente de manera especial. Yo lo viví desde otro lugar, por una decisión técnica que respeté y apoyé. Pero me dije: "Es un partido importante, voy a tomar conciencia de lo que se presenta de ahora en más". Pero en ningún momento me relajé. Yo me maté siempre.

—¿Consciencia de qué?—Y, me tocó quedar afuera de un partido con Boca, viste. Pero al otro día, hice borrón y cuenta nueva, me entrené y me fui a jugar a Brasil. Si hubiese tenido bajo rendimiento, no hubiera terminado jugando.

—¿Quedaste afuera del sistema sin enganche que pretende Passarella?

—Cuando te dicen que el sistema va a ser 4-4-2, yo me río porque se olvidan de que salí campeón en el Monaco jugando con ese sistema. Es respetable. Te puede gustar o no en el lugar en donde decidas ponerme, eso es otra cosa. Igual, en ningún momento me lo propusieron, ni me dijeron "voy a jugar así, quiero que juegues acá". No me dijeron nada.

—¿Entraste a la charla con Passarella dispuesto a despedirte o lo decidiste en la conversación?

—Lo tenía decidido. Pude irme en junio, pero me dijeron que me quedara porque iba a ser importante para lo que venía.

—¿Cómo fue tu relación con el DT, el padrino de uno de tus hijos?

—Siempre fue más profesional que humana. Daniel y Sabella me llevaron de la mano todos estos años y les voy a estar eternamente agradecido. Tras no verlo algunos años, nos encontramos esporádicamente. Cuando él volvió a River, hacía mucho tiempo que no lo veía. Hoy, el tiempo puso todo en su lugar y me río de los que decían que se había armado un complot para traerlo.

—A diferencia de Lux, ¿terminaste bien con él?

—Lo mínimo que tengo que tenerle a una persona es respeto. Más allá de cosas buenas y malas que hemos vivido, lo que tenía para decir, se lo dije a él. Podemos no estar de acuerdo en un montón de cosas, pero que no hacen que yo tenga que salir a ventilarlas públicamente. Se las dije a él.

—¿Y con Ortega?—Lo aprecio mucho, más allá de que no soy amigo-amigo de él. Somos dos personas totalmente diferentes, pero nos tenemos afecto y respeto. Me duele y entristece lo que le pasa. Desde el lugar que tenía, traté de estarle cerca, no mucho más. Ojalá que pueda salir, tiene buen corazón y se lo merece.

—¿Qué le faltó a River para ser campeón?

—¡Resultados! Vos sabés mucho de muchas cosas, pero cuando no tenés resultados, siempre te falta algo. En mi vuelta, la idea era ganar cinco títulos, no uno. ¿Qué me faltó? Haber ganado la Copa, estuvimos ahí dos veces. Y también algún título más...

—¿Quién será capitán?—No sé. Muchas veces no está correspondida a aquellos que tienen el brazo y la cabeza para portarla. A mí me la dieron y traté de responder de la mejor manera. Mal o bien, siempre fui respetado y escuchado por mis compañeros, que es lo que cuenta. ¿Y yo? También escuché y respeté.

—¿Ves un líder?

—El Colo Lussenhoff. Si bien no es de la cuna riverplatense, es un tipo querido y escuchado adentro del plantel. ¿Otro? Eduardo Tuzzio puede ser un referente. Pero darle la responsabilidad a un tipo que no la siente o que conviene que acompañe, es arriesgado.

—¿Cómo reaccionaron cuando te despediste?

—Tuve compañeros que se han ido y al otro día ya no se hablaba de ellos. En cambio, a mí me hicieron sentir querido dentro del grupo. Eso lo valoro.

—¿Te sorprendió la derrota de Boca en la final?

—Y, nunca hay que abrir el paraguas antes de tiempo, esto es fútbol. Es más fácil echarle la culpa a la desprolijidad y a todo eso que a los propios errores y la autocrítica propia. Siempre es más fácil.

—¿Festejaste?

—Yo nunca vendí humo: no me alegro ni festejo las derrotas ajenas. De todas formas, entiendo la alegría de los hinchas de River y de los otros equipos.

—¿Cómo lo ves a Ramón Díaz en San Lorenzo?

—Y, es raro verlo, ¿no? Hace rato que no trabaja, espero que le vaya bien.

—¿Sabe de fútbol?

—¿Quiénes son los dos DT más recordados de la historia de River? Labruna y Ramón Díaz. Dicen que tienen un parecido: uno, que ganaron todo. ¿Lo otro? Averigualo vos, jejeje

—¿Vas a volver a River?—Todavía tengo tres o cuatro años más para dar y después... No digo que voy a volver porque me estoy yendo. No quiero abrir ninguna puerta, eh. Los que estuvieron cerca mío, saben que voy a volver, pero no sé desde qué lugar. Soy socio, y bueno, volveré como socio. River es mi casa.
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"No hay que tirarle todo el fardo a Belluschi"
El Muñeco marca al ex Newell's como candidato a ponerse la 10 y conducir, aunque recomienda no cargarlo con la responsabilidad de ser el líder de un River sin enganche.
—¿A quién le dejás la 10 de River?
—La 10 la puede usar cualquiera que tenga ganas... Esa camiseta tiene mística porque tiene historia, pero no creo que ninguno tenga miedo de ponérsela.
—¿Lo ves preparado a Belluschi para hacerse cargo de la conducción?
—Ahí tenés, Fernando es un tipo que tiene mucho talento para desarrollar, que demostró muy buenos atributos en este poco tiempo que lleva en River. No sé si Fernando es el indicado para agarrar la bandera, porque es un pibe de 23 años... Si bien es verdad que tuvo muchos huevos para ponerse la camiseta de River y rendir desde un principio, llegó hace poco. No sé si tirarle todo el fardo de entrada... Me parece que no es lo mejor.
El Muñeco Gallardo sabe que no sólo deja una camiseta pesada. Deja un estilo. Con su partida, desaparece el enganche en River, un puesto que fue un símbolo del club desde el Beto Alonso hasta Andrés D''Alessandro. De todas maneras, alguien deberá asumir el rol de conductor, de líder futbolístico del equipo. Y ponerse la 10, claro. No sobran los candidatos. Son dos. El primero, por historia y antecedentes, es Ortega. Aunque el Burrito primero debe recuperar su nivel para aspirar a ocupar este lugar. El otro, por presente y proyección, es Belluschi, a quien Gallardo le ve chapa pero no quiere colgarle la mochila. No es una elección sencilla.Igual, el mayor riesgo ya está asumido por Passarella: el River 2007 jugará sin enganche. Y no sólo por necesidad. Lejos quedó ese "a mí me gusta el 4-3-1-2" de principios del 2006. El DT le avisó a Gallardo que, en caso de quedarse, iba a tener que estar diez puntos para encontrar un lugar en el equipo, ya que el 4-4-2 requiere de hombres con otras características. La elección es clara: ni siquiera pidió un enlace como refuerzo.Contra la tradición. El desafío es mayúsculo. No sólo se trata de convencer a los jugadores y de conquistar a los hinchas: fundamentalmente, se trata de salir campeón con otro librito. Un camino aún más sinuoso ya que detrás aparecen dos años y medio sin títulos de la casa.
Esta forma de jugar es la tendencia mundial a la que River venía escapando. Incluso desde principios de la década del 90 los enganches fueron de la casa: Juanjo Borrelli, Ortega, Gallardo, Aimar y D''Alessandro. Por primera vez desde el nacimiento del enganche, River no se engancha con el 10.

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